Sintonizando la Magia: Goles que viajan por el aire

Esta semana, la victoria del Real Murcia es la excusa para hablar de la radio. Un homenaje a la magia de las ondas, a su poder para despertar la imaginación y a las voces que nos han narrado décadas de fútbol grana, conectando generaciones.

REAL MURCIA

El León del Castellar

4/7/20253 min read

Sí, el Real Murcia volvió a hacerlo. Ganó lejos de casa, esta vez en Sevilla contra el filial bético, remontando un partido que se había puesto cuesta arriba con dos goles de Carlos Rojas en el último suspiro. Una victoria de esas que forjan carácter y alimentan la esperanza. Pero hoy, permítanme que el balón ruede por otros campos, por las ondas hertzianas que ayer me devolvieron a un lugar casi olvidado: la escucha atenta, nerviosa y apasionada de un partido de fútbol por la radio.

Hacía tiempo que no me sumergía en ese universo sonoro que tejen Gregorio Léon y Fermín Noain en Onda Regional. Y he de decir que redescubrí una magia intacta, un poder casi sobrenatural. Porque la radio, cuando está bien hecha, no te muestra el fútbol: te lo hace imaginar. Es un teatro íntimo construido en la mente de cada oyente. Los buenos locutores son alquimistas de la palabra; no narran, pintan. Con el ritmo de su voz, las pausas dramáticas, el cambio de tono, dibujan la carrera del extremo, la tensión del defensa, la estirada imposible del portero. Te hacen sentir el murmullo expectante de la grada que no ves, el golpe seco del balón que solo oyes y, sí, como me ocurrió ayer, casi te permiten "oler el césped" a través de kilómetros de aire y cables. Cada oyente recibe la misma señal, pero construye una imagen única, personal e intransferible. Es un don maravilloso, ese de crear mundos con la única herramienta de la voz.

Ayer, esa voz me funcionó también como una máquina del tiempo. Me transportó cuarenta años atrás, a una época sin pantallas ubicuas ni conexiones instantáneas, donde la radio era la única ventana para seguir las andanzas de nuestro Murcia lejos de La Condomina. Como un eco del destino, me vi de nuevo en Espinardo, un día de Reyes de 1985, pegado al radio cassette del coche de mi padre, escuchando un (oh casualidad) Betis-Murcia. Ganamos 0-2, con goles de Moyano y Figueroa. Aún retumba en mi memoria la narración del penalti del 'Macho' Figueroa: la carrera larga, tensa, descrita segundo a segundo, y el estallido del "trallazo fulminante" que reventó la escuadra y la garganta del locutor. Aquella victoria, aunque dulce, no evitó el amargo descenso a nuestro "medio natural", la Segunda División. Pero el recuerdo, cincelado por la radio, permanece imborrable. Como imborrable es la imagen mental, construida únicamente por la narración radiofónica, de aquella chilena estratosférica de Manolo en el mismísimo Bernabéu. ¡Qué momentos!

Por eso hoy, más allá de los tres puntos, quiero celebrar la radio. Esa compañera fiel de tantas tardes de fútbol, de tantas alegrías y decepciones compartidas a través del transistor. Y quiero celebrar a quienes le dan vida, a los profesionales que, con su pasión y su talento, convierten las ondas en emoción pura. Mi recuerdo también para mi amigo Perico Contreras, con quien tuve el privilegio de acompañar a nuestro Murcia y compartir cabina en el Martínez Valero y en el Rico Pérez, sintiendo el vértigo y la adrenalina de "hacer" la radio en directo, de narrar para miles de oídos invisibles. Gracias a todos ellos, a los de ayer y a los de hoy, por seguir pintando el fútbol en nuestra imaginación.

Quizás, solo quizás, la magia de la radio, esa capacidad de crear realidades y sueños a través de las ondas, sea un presagio de lo que está por venir. Quizás, solo quizás, las voces que nos narran las victorias de hoy estén construyendo en nuestra memoria colectiva el recuerdo imborrable de un regreso esperado. Quizás, solo quizás, la mejor narración esté todavía por escucharse.